Duerme el poeta su encierro.
Sus sueños han ido a volar.
Triste, de toda tristeza.
Pájaros mustios. Arena sin mar.
Intentos vacíos. Cielos sin sol.
¿Dónde está la musa?
Aquella que, ingenuo, el no deja de amar.
Llora el poeta hacia adentro.
Desconocen su pesar.
Burbujea el amor. Recrudece el desencuentro.
Una cansada sonrisa, se permite al despertar.
Son ilusiones románticas.
Poeta, al fin, el las vuelve a abrazar.
Poeta, al fin, el las vuelve a abrazar.
Guillermo Reyna Allan (1997)