martes, 3 de agosto de 2010

Monólogo con la bestia




Aléjate pestilente bestia.
Vuelve a tu entorno, donde derramas odio.
Arroja la espuma de tu boca
en el recipiente vacío de tus acólitos.

El fuego eterno que te condena
es cada día más severo,
más horrible,
menos indulgente.

Vomita tormentas y desparrama tempestades.
Intenta doblegarme. Tengo mi escudo.
Me yergo valiente ante ti
El y yo no te tememos.

¿No lo ves?
¡Mientes otra vez..!
Sabes que los cielos y las tierras
le pertenecen, asi como yo, asi como todos.

Tus alaridos no conmueven.
Tus tentaciones me visitaron
y cayeron al fondo de mi alma herida.
Hoy recuperada.

Puedo hablarte sin tapujos.
Te irrespeto.
¡Cómo te duelen mis palabras!
También mis acciones te laceran.

¿Te vas? ¿Te rindes?
Sé que no.
Que una y otra vez lo intentarás.
Vuelve cuanto quieras. Mis puertas, para ti, están cerradas.

Te advierto.
No pierdas tiempo.
Yo ya lo he ganado con mi Amigo.
El me llama, El me posee.

¿No te gusta?
¡Vuélvete a El..!
Déjame en paz con mis amores.
Este es hoy el remanso de mi vida.




Guillermo Reyna Allan (Posadas, 3 de Agosto de 2010)