Y hacerme niño. Hacerme débil.
Volcarme en lágrimas a tu lado para auscultar el pecho amado.
Sentir tu voz y recibir tus besos.
Palpar caricias suaves y percibir tu aliento.
¡Cuánto te extraño mamá!
Pasan años y tiempos.
Gano recuerdos. ¡Pero no te tengo!
Daría parte de lo que hoy tengo.
Para tocar tus dedos y alisar tu pelo.
Partiste rápido. Muy rápido.
No me diste años para contar mis luchas.
Quedó el misterio del amor perenne.
Más, el vacío se apropió de mi alma.
Quiero ganarte en sueños, envuelto en sábanas.
Para vencer al tiempo y seguirte amando.
Guillermo Reyna Allan
Posadas, 2 de Julio de 2011