Vuelvo. En remolinos azules.
En cascadas de sonidos. En silencios perversos.
Vuelvo. Buscando una lágrima, presintiendo una risa.
Cansado de volver, vuelvo.
Vuelvo. Abatido por la muerte. Renacido en la ternura.
Hoy, Cristo, vuelvo arropado por un niño
pisoteando mis miserias.
Vuelvo. Y pienso en Tí. Sabiendo que estás.
Que nunca te has ido.
Vuelvo, Dios mío, acariciado por las sombras.
Perdonando lo que puedo. Asumiendo lo asumido.
Agotado. Extraviado y dueño.
Una vez más, y como siempre, vuelvo.
GUILLERMO REYNA ALLAN
Río Cuarto - Marzo, 1997
En cascadas de sonidos. En silencios perversos.
Vuelvo. Buscando una lágrima, presintiendo una risa.
Cansado de volver, vuelvo.
Vuelvo. Abatido por la muerte. Renacido en la ternura.
Hoy, Cristo, vuelvo arropado por un niño
pisoteando mis miserias.
Vuelvo. Y pienso en Tí. Sabiendo que estás.
Que nunca te has ido.
Vuelvo, Dios mío, acariciado por las sombras.
Perdonando lo que puedo. Asumiendo lo asumido.
Agotado. Extraviado y dueño.
Una vez más, y como siempre, vuelvo.
GUILLERMO REYNA ALLAN
Río Cuarto - Marzo, 1997
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