miércoles, 19 de mayo de 2010

El vedettismo sindical, ¿en pos de un cambio de objetivos?


Muchas veces, al menos en la corta historia de la democracia argentina recuperada, los líderes sindicales han privilegiado sus apetencias personales a las lógicas aspiraciones de sus afiliados. Es asi como la lucha gremial, genuina y sumamente entendible en la mayoría de los casos, pasa a ser una cuestión de vidriera para quienes conducen los destinos los sindicatos.


La apetencia por sumar puntos en la "política interna" de sus asociaciones y, desde allí protectarse a otros destinos político-partidarios, desvía, muchas veces, el objetivo de la pelea por mejores condiciones laborales de los agremiados.


En la soledad de sus escritorios y con el endulzante "run-run" de sus seguidores a ultranza zumbando en sus oídos, los dirigentes de esta época se pierden en la inocencia de la lucha por el poder propiamente dicho, descuidando el deber de trabajar para quienes los siguen.Uno de los primeros pasos en ese sentido es la intransigencia sin sentido en las mesas de negociaciones. Ese "poder" de estar siempre en disconformidad les otorga mandatos inexistentes ante la creencia de ser escoltados por cientos de agremiados que, en verdad, miran azorados los resultados de las negativas y la prolongación de la lucha sindical.


Cuando una de las partes (en toda negociación) es intransigente es poco probable que se llegue a acuerdos sensatos.El arrogarse la representación de una mayoría, solamente existente en los números dibujados en aquel escritorio de referencia, otorga una fuerza que apunta más al logro mediático de la resistencia personal que a la verdadera razón del debate.


Ante el vedettismo cada vez más irresistible de ocupar centímetros en los diarios y minutos en la radio y la TV, los nuevos sindicalistas se trepan a las pequeñas victorias de espacio popular que a la lucha gremial en sí.Lejos van quedando los objetivos primigenios de obtener mejoras. Esto es reemplazado por el deseo de ser convocados por una fuerza política para ocupar otro tipo de espacios.


Hay ejemplos muy claros a nivel nacional, con nombre y apellido. Solo hace falta revisar los archivos para que caigan a pedazos nombres de encumbrados líderes sindicales que, una vez logrado el objetivo, se olvidan de quienes los acompañaron "en la dura lucha en favor de los compañeros".También el saber leer hacia atrás nos ofrece algunos nombres a nivel provincial. Hoy también se puede observar ese vedettismo que a veces se transforma en histeria mediática.


¿Hay excepciones?. Claro que las hay. Están aquellos que genuinamente no claudican en la dificil tarea de negociar con las patronales. Pero también es cierto que hay muchos líderes del sindicalismo actual que, apoyados por los "mecenas políticos" y con bolsillos bien abrigados, no miran más que el horizonte personal, lejos de la tarea para las que fueran elegidos


.Como dice el viejo refrán: "Al que le caiga el sayo, que lo ponga".


*Escribe: Guillermo Reyna Allan

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