Neil Armstrong es una persona particular y no puede escapar de
esa imagen. Es el primer hombre en pisar la Luna y eso no lo cambiará nada ni
nadie. Pero también es particular porque no da entrevistas, pero eso es algo que
sí puede cambiar, y de hecho cambió.
El astronauta se prestó a una serie de entrevistas y a una
conferencia con CPA Australia, la intuición que nuclea a los contadores de ese
país y de otros en la región Asia Pacífico. No es el lugar donde uno esperaría
escuchar a Armstrong, pero así fue.
El CPA puso el video completo de la entrevista en su página
web. Armstrong habla sobre su histórica expedición, su opinión sobre teorías
conspirativa y cuenta un buen número de anécdotas.
Un 50% de posibilidades de éxito
Una vez realizada la proeza quedaron atrás los miedos al
fracaso. Pero descender en la luna era una empresa muy ambiciosa comparada con
el logro anterior de la Nasa. 'La diferencia entre 20 minutos allí arriba y
volver, e ir a la Luna era algo más allá de lo que podíamos creer,
técnicamente', contó Armstrong.
Al ser interrogado sobre la misión Apolo 11, Armstrong reveló
que en un momento dado no era muy optimista acerca de su éxito. 'Un mes antes
del despegue del Apolo 11, decidimos que teníamos la confianza suficiente para
intentar descender en la superficie', explicó Armstrong.
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"Llegada del hombre a la luna"
'Creí que teníamos un 90% de posibilidades de volver sanos a la
Tierra, pero sólo 50% de aterrizar en un primer intento. Había muchas cosas
desconocidas en ese descenso de la órbita lunar a la superficie que no se habían
demostrado todavía', recordó.
Aterrizaje 'manual'
Armstrong también se refirió al momento del aterrizaje en sí
mismo. 'No era un buen lugar en absoluto', recordó. 'Tomé el control manual y lo
volé como un helicóptero en dirección oeste', explicó. La razón es que la
computadora de abordo le estaba indicando un sitio para aterrizar, o alunizar
mejor dicho, que no era el mejor pues estaba al lado de un cráter.
'Lo llevé a una zona más llana, sin tantas rocas y encontré un
área pareja y pude bajar allí antes de que nos quedásemos sin combustible.
Teníamos apenas para 20 segundos'. Con ese tiempo hizo lo mejor que pudo, la
historia certifica que le salió bien.
Conspiración
El contador Alex Malley, entrevistador para la ocasión, le
preguntó a Armstrong cómo tomaba que aún hoy haya gente que cree que la llegada
a la luna fue todo una mentira. 'A la gente le encantan las teorías
conspirativas, son muy atractivas', consideró.
A pesar de eso, dice tener la forma de probar que estuvo en la
Luna. Y la evidencia está en un lugar seguro y de difícil acceso: el propio
satélite natural de la Tierra. '(Los comentarios) nunca fueron una preocupación
para mí porque sé que alguna vez alguien volará de vuelta y levantará esa cámara
que dejé allí arriba'.
Falta de inversión, falta de ilusión
El ex astronauta también expresó su pesar por los recortes en el programa especial de la Nasa que está llevando adelante la administración Obama. De hecho consideró que esos recortes limitan las expectativas del país en un campo en el que siempre fue pionero.
'La NASA ha sido uno de las inversiones públicas más exitosas
en motivar a los estudiantes a hacer las cosas bien y alcanzar todo lo que
puedan alcanzar', explicó Armstrong y puso su propio ejemplo, acerca de cómo de
niño los vuelos los motivaban a esforzarse.
'Es triste que estemos llevando el programa en una dirección
en la que reduzcamos la cantidad de motivación y estímulo que le da a los
jóvenes', agregó.
¿Porqué habló con los contadores?
La entrevista de Armstrong para los contadores australianos,
en el marco de la celebración por el 125º aniversario de su institución, causó
sorpresa en el mundo de la prensa. Es sabido que el veterano astronauta de 82
años no concede entrevistas y que siempre fue reacio a debatir sobre la misión
que lo llevó a la fama en 1969.
Quizás la razón sea una cuestión emotiva y familiar, de
acuerdo a un dato que reveló Alex Malley, el titular del CPA, a la prensa
australiana: 'Sé algo de Armstrong que no mucha gente sabe: su padre era un
auditor'.
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