¿Dónde estás?
¿ Dónde estás, querido Viejo ?
En mañanas diáfanas, tardes turbias, y noches tristes,
busqué tu amparo. Tu sonrisa tranquilizadora,
tus palabras sabias.
Y, a veces, no te encontré.
Quizás te busqué donde no debía.
Y me olvidé de Vos. Me olvidé de Dios.
Equivoqué el rumbo. Y me golpeé.
Intenté desviarme. Y no pude.
Me esforcé en cambiar. Y fue imposible.
Y, entonces, como ahora, como siempre,
le pregunté al viento, dónde estás ?
Y la respuesta ululaba entre las hojas de mi mente:
“estoy con vos, en cada uno de tus actos,
equivocados o no. Siempre estoy con vos.’’
Y, cuando miré dentro de mí, te encontré, querido Viejo.
En mis hijos. En mi esposa. En mis sueños.
Te encontré, querido Viejo.
Y al encontrarte me descubrí.
Y al descubrirme me reencontré con Dios.
GUILLERMO REYNA ALLAN
¿ Dónde estás, querido Viejo ?
En mañanas diáfanas, tardes turbias, y noches tristes,
busqué tu amparo. Tu sonrisa tranquilizadora,
tus palabras sabias.
Y, a veces, no te encontré.
Quizás te busqué donde no debía.
Y me olvidé de Vos. Me olvidé de Dios.
Equivoqué el rumbo. Y me golpeé.
Intenté desviarme. Y no pude.
Me esforcé en cambiar. Y fue imposible.
Y, entonces, como ahora, como siempre,
le pregunté al viento, dónde estás ?
Y la respuesta ululaba entre las hojas de mi mente:
“estoy con vos, en cada uno de tus actos,
equivocados o no. Siempre estoy con vos.’’
Y, cuando miré dentro de mí, te encontré, querido Viejo.
En mis hijos. En mi esposa. En mis sueños.
Te encontré, querido Viejo.
Y al encontrarte me descubrí.
Y al descubrirme me reencontré con Dios.
GUILLERMO REYNA ALLAN
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