jueves, 6 de diciembre de 2012

Esclavo sin grilletes


Sentí la opresión de tus brazos de selva

y miré en el mundo de tus lapachos y cedros.

Busqué al responsable de mis desvelos y ansias,

Y el monte me devolvió magia, encanto, consuelo.

 
Recorrí tus valles y cerros, salpicados de ensueño.

Me hiciste tuyo bautizándome en ríos,

solo con cascadas y arroyos, como sonrientes testigos.

Agua con sonidos; gritos del hachero; lágrimas del tarefero.

 
Una orgía de colores y aromas invitó al sosiego.

Y aquí estoy yo, entregado, manso, sin lucha.

esclavo sin grilletes de tu infinita belleza.

 
Pedí tu nombre, me lo reveló el pombero.

“Se llama Misiones, y te ganó para ella, forastero”

Levanté la vista, del rojo hasta el cielo.

Y mi oración voló en agradecimiento.

 

Guillermo Reyna Allan

Diciembre de 2012

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