jueves, 18 de septiembre de 2008

VIolencia sin límites


Los hechos de violencia que, a diario, toman protagonismo en los distintos medios de comunicación han de hacernos reflexionar, definitivamente. 

Mientras que en Campo Viera jovencitos "aburridos" se divertían izando un perro en el mástil de la plaza central de la población; las noticias nos hacían recordar de otros episodios teñidos de sadismo y crueldad.

En Resistencia, Chaco, salían de safari en camionetas para identificar a sus víctimas. Una vez logrado el objetivo (un ciclista) se acercaban y le pegaban con el cinto. En Monte Caseros (Corrientes) otro grupo de inadaptados rociaban con combustible a las palomas, las prendían fuego y filmaban el "espectáculo".

Y asi, sucesivamente, nos encontramos a diario con  hechos espeluznantes, aberrantes, lejos de toda lógica. Con una alta dosis de violencia, sadismo y masoquismo.

La tortura a los animales, penada por la ley, no ha sido en estos casos parte de un ritual ni nada parecido. Solamente se ha buscado una "diversión" muy cercana a la perversión, a la imbecilidad humana, al desprecio por los animales.

Inmediatamente surgen las preguntas: ¿Estamos lejos del paso a la tortura pública de humanos? La línea de separación es muy fina. De hecho en el caso de Resistencia, antes mencionado, ya se tomó a personas como objetivo del "divertimento".

Los profesionales de la psiquiatría están azorados. Buscan respuestas en distintos ámbitos. Desde la responsabilidad hogareña, la cibermanía, la televisión agresiva, la falta de políticas de estado que contengan.

En muchos de los casos los protagonistas son integrantes de familias de clase media-alta, con estudios secundarios y hasta terciarios. No se trata, entonces, de una cuestión de dinero y de ignorancia. Se trata de una cuestión que excede todo tipo de prevención.

Los asesinatos de personas mayores, discapacitados, niños, nos cuentan de la crueldad ejercida al momento del crimen. Y tampoco en estos casos se puede discriminar socialmente. Los responsables de las muertes se corresponden con distintos grupos sociales.

Lo peor que nos puede pasar como sociedad es caer en la indiferencia ante estos episodios. No se deben asumir como una realidad... "y ya está". Se deben buscar los caminos de la sanción social a los responsables de las atrocidades y, obviamente, investigar las causales de las mismas.

Televisión basura, espacios no controlados en las páginas de internet, ausencia paterna en los hogares, desidia en los docentes, burocracia en los estudios de hechos como los de referencia, hacer la "vista gorda" porque los responsables son "hijos de..."

Todas son cuestiones a tener en cuenta. Como sociedad necesitamos respuestas urgentes. No se puede perder más tiempo porque algo muy grave nos está pasando. Cada uno desde su lugar; legisladores, trabajadores, prensa, etc. debemos ponernos manos a la obra para no permitir la victoria de prácticas que, tal como se plantea, están viciadas de crueldad, malicia, discriminación y un alto, altísimo grado de estupidez.

Escribe: Guillermo Reyna Allan
Fuente: www.infodía.com.ar

1 comentario:

Anónimo dijo...

la nota de "violencia sin limites", es muy buena.Leo tus blogs,son muy buenos.sos muy buen periodista.saludos,renato.