Rincones azules.
Besos agazapados. Pasiones prisioneras.
Tus ojos entienden. Tu mirada también.
Tus labios desean el beso perdido.
Mas no los dejas, no los dejas.
Se abre tu boca para decir amor.
Y el silencio gana. Una vez más.
Yo tengo las llaves. Permíteme entrar.
Déjame guardar en el cofre de tu cuerpo toda mi ternura,
toda mi locura, todo mi sentir.
Los rincones ahora son rojos.
No puedo entender.
Tu mirada se escapa. El cielo la atrapa.
Me muero de celos. Nube no soy.
Tú tienes las llaves, y no me dejas llegar.
El dolor se agiganta. El llanto está aquí.
Rincones negros.
El vacío. Las sombras. El adiós.
Guillermo Reyna Allan - Río Cuarto - Abril, 1997
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